La transición de América Latina y el Caribe hacia el mundo post pandemia está llena de interrogantes. Según proyecciones de la CEPAL, la región sufrirá en 2020 su mayor contracción en un siglo. La crisis sanitaria ha agudizado las desigualdades y la fragilidad de los sistemas sociales, además de poner en jaque la economía regional. Aumentarán el hambre y la pobreza que, creíamos, iban en franca baja. En un contexto internacional de polarización y aparición de nacionalismos extremos, la fragmentación de la región y cuasi desaparición de las instituciones de integración, debilitan las democracias y las posibilidades de diálogo para la cooperación y los acuerdos regionales. Para superar los efectos múltiples de la pandemia, los países deben ser capaces de crear las condiciones propicias para impulsar las transformaciones necesarias y cooperar, tanto al interior de los países como entre ellos, y así avanzar hacia un mundo más justo y sostenible.