Frente al silencio de gran parte de las naciones latinoamericanas respecto de las decisiones de Washington de realizar un despliegue militar en el Caribe, judicializar a los principales dirigentes de la dictadura venezolana, lanzar simultáneamente un Plan de Transición democrático inconsulto con las fuerzas políticas locales, y mantener al mismo tiempo los bloqueos económicos contra el país latinoamericano, en medio de la aguda crisis sanitaria que experimenta el país como consecuencia del COVID-19, el Foro Permanente de Política Exterior de Chile declara:
- Sostenemos que sólo el diálogo y el acuerdo entre las fuerzas opositoras y gobiernistas que conduzca a elecciones libres con supervisión internacional es el camino para la restauración de la democracia en Venezuela. La política de la administración Trump, con claros fines electorales internos, busca obstruir toda posibilidad de diálogo y amenaza con una intervención militar, lo que es inadmisible.
- Estas acciones norteamericanas se realizan en un país en el que en el COVID-19 amenaza con adquirir dimensiones catastróficas. Un largo proceso de desidia y corrupción ha conducido en la práctica al colapso del sistema de salud pública. En Venezuela escasean los suministros médicos y la población carece en muchos lugares de agua, electricidad y jabón. Organismos internacionales han denunciado que nueve millones de personas sufren de inseguridad alimentaria. Al contrario del bloqueo y la amenaza que practica el gobierno de Washington, es el momento de instar a la dictadura de Maduro a abrir el país a la cooperación internacional.
- A nadie escapa en América Latina que la movilización de tropas militares estadounidenses hacia las costas del Caribe cercanas a Venezuela con el propósito declarado de “detener el tráfico de drogas”, debe leerse como uno más de los “conflictos” internacionales con los que el Presidente Trump pretende obtener ventajas electorales en noviembre próximo. Este retorno a prácticas de antaño, sienta un grave precedente para toda la región, no solo porque bloquea un camino pacífico y dialogado que abra espacio a una salida pacífica en Venezuela, sino porque desestabiliza la paz regional y amenaza con retornar a la vergonzosa y conocida historia de intervención de EE.UU. en la política interna de nuestro países.
- El Grupo de Lima no ha facilitado el diálogo. Ha sido más bien un ausente remiso en la búsqueda de fórmulas que faciliten un proceso pacífico en Venezuela que permita poner fin a la dictadura de Maduro y encamine al país hacia una estabilización democrática. La democracia se restaurará cuando todas las partes acuerden un camino creíble de elecciones libres, con supervisión internacional, que dé origen a un nuevo Gobierno legítimo. Esa fórmula, y no otra, debería ser apoyada activamente por el Grupo de Lima.
- La crisis planetaria creada por el Coronavirus, requiere la buena voluntad de todos en la búsqueda de soluciones destinadas a salvar vidas y reducir la incertidumbre de la población. La región debe cooperar para que surja en Venezuela un diálogo humanitario entre las partes destinado a abrir el país a la cooperación internacional. Creemos fundamental en este sentido que los países de la región se unan en solicitar a EE.UU. el levantamiento del embargo económico hacia Venezuela.
- Exigimos al gobierno de Chile, al Grupo de Lima y a la OEA, como ha sido la tradición histórica latinoamericana, un pronunciamiento claro y decidido contra las acciones militares, civiles y de embargo económico que está realizando el gobierno de Trump hacia Venezuela. Chile, como ha sido lo habitual en su política exterior, debería ser un actor que busque el diálogo y la cooperación y no uno que incentive conflictos entre pueblos hermanos.
- Seguimos con expectativa las reuniones reservadas del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre la situación venezolana. Consideramos positivo que el Secretario General de la ONU asuma una iniciativa personal para dar impulso a un diálogo humanitario en Venezuela revirtiendo las acciones que amenazan con agravar las condiciones sanitarias y sociales extremas por las que atraviesa el país.
- Como hemos indicado en otras oportunidades, reiteramos la necesidad de una amplia convergencia nacional en torno a una Política Exterior de Estado.