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Ucrania, en busca de una salida

Por José Miguel Insulza

Por un rato, fue como la política a la antigua. Toda la prensa mundial reunida para escuchar a los dos principales líderes, al terminar el diálogo. Se esperaban grandes anuncios, positivos o negativos. Donald Trump ya había anunciado que, si había acuerdos, habría conferencia de prensa conjunta; y si no los había, el hablaría en solitario.

Nada de esto ocurrió. Muchas fotografías, apretones de mano, discursos vacíos y declaraciones que apuntan a la posibilidad de un acuerdo… pero no todavía. Y así el encuentro de las dos potencias concluyó sin una verdadera conferencia de prensa, como se había prometido. Ambos dijeron discursos generales y vacíos, reconociendo que aún no tenían compromisos que reportar. 

La ventaja para Vladimir Putin es no tener que consultar con nadie. Trump, en cambio, ya se ha saltado bastante al presidente de Ucrania, a los europeos y a la OTAN, al reunirse de manera bilateral con Putin, que, tal vez por eso, decidió realizar consultas antes de concretar acuerdos.

Lo que vino después ya es algo más del estilo Trump, que ciertamente disfruta demostrando quien maneja los hilos del drama: algunos de los demás protagonistas, jefes de Estado y ministros europeos, además del secretario general de la OTAN, reunidos en torno a él, son fotografiados como un coro en torno al líder, que de vez en cuando consulta a Zelensky y hasta una vez a Putin por teléfono, sin que las cosas se muevan en ninguna dirección. 

Aunque no es muy fácil predecir lo que ocurrirá en los próximos días o semanas existen algunas realidades en las cuales es posible basarse. La primera es que el trato que Donald Trump le ha dado al jerarca ruso es mucho más positivo que el que usa con algunos de sus aliados; y el segundo es que Vladimir Putin llegó a Anchorage en la situación militar más favorable que ha tenido en los últimos meses: con nuevos territorios conquistados en el Donbas y la situación en Kursk controlada. 

Es muy posible que la propuesta rusa en la reunión haya sido dar por hechas las conquistas, agregar la garantía de que en caso alguno habrá un intento para incluir a Ucrania en la OTAN y aceptar un cese al fuego durable, pero sin aún dar por terminado el conflicto, mientras Zelensky y sus seguidores no hayan abandonado el poder en Kiev. Es posible que a Trump estos resultados le parezcan razonables, pero su voluntarismo no llega al punto de alcanzar acuerdos que puedan ser calificados como una derrota, a menos que los aliados europeos y el propio Zelensky los consideren aceptables.

La posición en que se encuentra Europa es aún más compleja Austria, Irlanda, Malta y Chipre, que son miembros de la Unión Europea, pero mantienen una política de neutralidad, al igual que Suiza. Y sus principales países no han mostrado la unidad necesaria para asumir un protagonismo. Y el secretario general de la OTAN ya es conocido por sus declaraciones excesivas de admiración por Trump y no puede aspirar a tener un papel independiente.  

En resumen, la situación es igual a la que existía antes de la Cumbre, con algunas grandes diferencias formales: Vladimir Putin dejó de ser el paria de los últimos treinta meses, para convertirse en uno de los dos actores principales; Europa y sus organismos aún buscan un rol; y el presidente de Ucrania aún no sabe cual será el futuro de su país. El canciller alemán Friedrich Merz, asegura que los resultados superan sus expectativas; el presidente francés Emmanuel Macron, anuncia que los europeos están concentrados en organizar una segunda fase de las negociaciones, con una reunión directa, cara a cara entre Vladimir Putin y Volodimir Zelenski. Este se dice dispuesto, pero de Putin no se ha oído hablar desde el domingo. 

Asi hasta hoy, tres días después del evento, no hay cese al fuego, ni acuerdo territorial ni fin del conflicto, el resultado de la Cumbre tan esperada no es más que unos puntos mediáticos para el líder ruso, admitido nuevamente al escenario central, sin haber hecho ningún mérito para ello. Y, sin embargo, si esos tres puntos no se resuelven, no llegará la paz al centro de Europa y esta mise en scene quedará como un rotundo fracaso.

Y es que no se percibe como lograr un final feliz, sino hay tres acuerdos principales: los límites geográficos, las garantías de seguridad y el cese del fuego. El orden no es lógico, porque lo primero debería ser dejar de disparar, pero ya Donald Trump aceptó la idea de Putin: primero se llega a acuerdos y luego cesan las hostilidades.

El primer acuerdo debería ser, entonces, el territorial. Rusia ya se apoderó de Crimea en 2014 y luego de un supuesto referéndum, la anexó. Durante la guerra actual ha ocupado parte del Donbas, la parte sur oriental de Ucrania, donde viven poblaciones rusas y ucranianas. Es muy posible que se acepte la cesión de Crimea y que una negociación del límite del Donbas.

El segundo asunto son las garantías recíprocas que ambas partes exigen. Rusia requiere la certeza de que Ucrania no será parte de la OTAN y Ucrania requiere una garantía de que no será nuevamente invadida. Estados Unidos debería ser el garante de ambas cosas, pero esto no está aún concluido. Trump ha anunciado que no enviará fuerzas militares a Ucrania; Ucrania quiere un programa de armamentos multimillonario, que a la vez Rusia consideraría inaceptable. En cuanto a la no pertenencia de Ucrania a la OTAN, debería haber un acuerdo solemne, garantizado por el Consejo de Seguridad de la ONU.

El tercer acuerdo es cuando y como terminan las hostilidades. Un asunto técnico no menor. Requeriría el retiro de todas las tropas de trinchera en el Donbas, algo que no es fácil garantizar a priori, porque allí hay fuerzas de ambas etnias, con mucho odio entre ellas y será difícil separarlas.

Acuerdos difíciles de lograr es la realidad que está tras la petición de un encuentro Putin – Zelenky. Parece obvio que, mientras no se avance en los otros aspectos, esto no podrá ocurrir. El presidente ruso considera al de Ucrania como el representante de un sector que provocó la caída del gobierno pro-ruso el 2015, al cual asigna la responsabilidad de todo este conflicto. 

Seguramente, Donald Trump ya ha olvidado su promesa de terminar la Guerra de Ucrania en los primeros días de su mandato. Lo ocurrido en los últimos días puede ser el inicio; pero el final parece mucho más lejano de lo imaginado por el presidente de Estados Unidos.   

Fuente: https://lanuevamirada.cl/ucrania-en-busca-de-una-salida/

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