Por Alicia Frohman
Se han cumplido 15 años desde el ingreso de Chile a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), una entidad internacional a la cual pertenecen actualmente 38 países, en su mayoría desarrollados, y que incluye a 4 países latinoamericanos: Chile, Colombia, Costa Rica y México. En el contexto actual de turbulencias geopolíticas y crisis del multilateralismo, es más importante que nunca la pertenencia a una instancia plurilateral cuya misión es diseñar mejores políticas que favorezcan la prosperidad, la igualdad de oportunidades y el bienestar social. Es un centro de recopilación de datos y análisis que difunde buenas prácticas de gobernanzas. Los estándares de la OCDE han sido una guía para modernizar y fortalecer la institucionalidad chilena. Un ejemplo reciente es la Ley 21.646 de Protección de Datos Personales, que establece un régimen de protección más robusto y crea la Agencia de Protección de Datos Personales. Contrariamente a algunas visiones catastrofistas sobre la economía chilena lanzadas al fragor de la contienda electoral, el Informe 2025 sobre Chile de la OCDE presenta un panorama bastante positivo. Plantea que el crecimiento se ha ido recuperando sólidamente, a la vez que se ha ido conteniendo el gasto fiscal y la inflación luego de la crisis pospandemia. Presenta recomendaciones en 4 áreas.
- Garantizar la sostenibilidad fiscal. El margen de maniobra fiscal es limitado y se prevé que las presiones de gasto a largo plazo aumenten. Para reducir la deuda y abordar las necesidades de gasto, se necesitan mayores ingresos fiscales y una mayor eficiencia del gasto.
- Fomentar la igualdad de género en el mercado laboral. Facilitar la incorporación de las mujeres a la fuerza laboral, especialmente en empleos mejor remunerados, para lograr una mayor igualdad de género e impulsar el crecimiento potencial.
- Impulsar la digitalización y la innovación. Abordar las brechas en las competencias digitales, mejorar la adopción de herramientas digitales entre las pequeñas empresas y, al mismo tiempo, promover un apoyo público coherente a la I+D y una regulación que favorezca la competencia para una mayor productividad.
- Descarbonizar la economía y promover el crecimiento. Chile enfrenta riesgos climáticos significativos y requiere una mayor inversión en medidas de adaptación. Para alcanzar sus objetivos de descarbonización, son necesarias políticas más sólidas para aumentar los precios del carbono, mejorar las regulaciones ambientales y la infraestructura, a la vez de desarrollar capacidades técnicas y abordar los impactos socioeconómicos de la descarbonización. Buenas recomendaciones para un futuro gobierno.


