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China comienza a construir primera supercomputadora en órbita

Pedro Huinchalaf

China ha desplegado recientemente la docena inicial de satélites de su innovador proyecto «Constelación de Computación de Tres Cuerpos». Este lanzamiento representa el primer bloque de construcción de una extensa infraestructura de computación orbital que finalmente comprenderá 2,800 satélites. La constelación está siendo construida metódicamente para formar una red de supercomputadoras orbitales interconectadas, capaces de procesar datos directamente en el espacio sin depender de estaciones terrestres, según informan múltiples fuentes.

Capacidades técnicas y arquitectura

Desarrollado a través de una colaboración entre ADA Space, Zhejiang Lab y la Zona de Alta Tecnología de Neijang, cada satélite de la constelación está equipado con un modelo de IA de 8 mil millones de parámetros capaz de realizar 744 tera operaciones por segundo (TOPS).

En conjunto, los primeros 12 satélites logran un impresionante rendimiento de 5 peta operaciones por segundo (POPS), con el objetivo final de escalar hasta 1,000 POPS una vez que se despliegue toda la red. Los satélites utilizan una arquitectura de computación distribuida con 30 terabytes de almacenamiento compartido y enlaces de comunicación láser intersatélite de alta velocidad que operan a hasta 100 Gbps.

Esta infraestructura avanzada permite a los satélites establecer cadenas de computación, sistemas de redes y capacidades de computación en la nube mientras están en órbita. Más allá de sus funciones computacionales, los satélites también llevan cargas útiles científicas, incluyendo detectores de polarización de rayos X para registrar fenómenos cósmicos como estallidos de rayos gamma, y pueden crear gemelos digitales 3D de datos terrestres para aplicaciones que van desde la respuesta a emergencias hasta videojuegos y turismo.

Los investigadores a cargo del proyecto explican que actualmente menos del 10% de los datos recolectados en órbita llega a los centros terrestres. Con la computación espacial distribuida, esos datos podrán analizarse en tiempo real, desde el espacio mismo. “La IA no puede estar ausente del espacio por falta de capacidad de cómputo”, señaló Wang Jian, director del Laboratorio de Zhejiang y miembro de la Academia China de Ingeniería.

El objetivo es claro: llevar la inteligencia artificial al entorno espacial con potencia suficiente como para habilitar funciones como redes neuronales, procesamiento de gemelos digitales, e incluso análisis autónomos de fenómenos cósmicos en tiempo real, gracias a sensores de rayos X integrados en los primeros módulos.

Procesamiento de datos en órbita

El aspecto revolucionario de esta constelación de satélites radica en su capacidad para procesar datos directamente en el espacio, eliminando las ineficiencias de las operaciones satelitales tradicionales, donde menos del 10% de los datos recolectados típicamente llega a la Tierra debido a limitaciones de ancho de banda. Esta capacidad de procesamiento en órbita representa un cambio fundamental respecto a los satélites convencionales, que deben transmitir los datos en bruto de regreso a la Tierra para su análisis, creando cuellos de botella en la utilización de los datos.

Operando de manera autónoma e independiente de los sistemas terrestres, la «Constelación de Computación de Tres Cuerpos» puede manejar tareas computacionales complejas sin depender de la infraestructura en tierra. Este enfoque autosuficiente no solo agiliza el procesamiento de datos, sino que también proporciona ventajas estratégicas al reducir la vulnerabilidad durante posibles conflictos y eliminar la dependencia de los centros de datos terrestres.

La arquitectura del sistema permite un procesamiento en tiempo real y en órbita que eventualmente alcanzará la asombrosa cifra de 1,000 petaoperaciones por segundo cuando esté completamente desplegado, equivalente a un quintillón de operaciones por segundo.

Ventajas medioambientales

La supercomputadora basada en el espacio ofrece beneficios ambientales significativos en comparación con los centros de datos tradicionales ubicados en la Tierra. La energía solar alimenta los satélites, que irradian naturalmente el exceso de calor al espacio, eliminando la necesidad de complejos sistemas de enfriamiento que requieren las instalaciones terrestres. Este enfoque reduce drásticamente el consumo de energía en un momento en que se proyecta que los centros de datos terrestres consumirán más de 1,000 teravatios-hora de electricidad anualmente para 2026.

La conservación del agua representa otra gran ventaja del sistema orbital. Los centros de datos convencionales requieren enormes cantidades de agua para enfriamiento; solo Google utilizó 19.7 mil millones de litros en 2022.

Al trasladar la infraestructura informática al espacio, el programa «Star Compute» de China elimina por completo este requerimiento de agua, ofreciendo un enfoque potencialmente más sostenible para la computación de alto rendimiento a medida que aumentan las preocupaciones globales sobre la escasez de agua.

Implicaciones geopolíticas

El lanzamiento de esta red de supercomputadoras orbitales intensifica significativamente la competencia tecnológica entre China y Estados Unidos, con el espacio convirtiéndose en un escenario cada vez más importante para la rivalidad geopolítica. Al liderar la infraestructura informática basada en el espacio, China se está posicionando a la vanguardia tanto de la tecnología espacial como de la inteligencia artificial, lo que podría remodelar los equilibrios de poder globales en los ámbitos digital y espacial.

Pese a la magnitud del proyecto, China ha insistido en que los fines son pacíficos. ADA Space remarcó que las cargas útiles de los satélites incluyen aplicaciones científicas y comerciales, como teledetección de emergencias, desarrollo urbano, turismo inteligente, videojuegos y cultura. También se contempla el uso de esta infraestructura para industrias de baja altitud y generación de datos para gemelos digitales.

Desde una perspectiva militar, las capacidades de procesamiento autónomo podrían permitir una inteligencia de campo de batalla más rápida y sistemas de mando y control más resilientes, que sean más difíciles de interrumpir durante los conflictos. Esta independencia estratégica de la infraestructura terrestre representa una clara ventaja militar, ya que el sistema puede seguir operando incluso si las estaciones terrestres son comprometidas. El proyecto señala el ambicioso cambio de China hacia una soberanía informática de espectro completo en el espacio, lo que probablemente impulsará iniciativas similares por parte de Estados Unidos y naciones europeas a medida que se acelera la carrera de IA basada en el espacio.

Fuente: https://www.huichalaf.cl/china-comienza-a-construir-primera-supercomputadora-en-orbita/

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