Elena Serrano

Abogada de la Universidad Católica de Chile, Coaching Ejecutiva de la Universidad de Georgetown e integrante del Foro Permanente de Política Exterior.

 

Las elecciones presidenciales en Estados Unidos pasaron, pero nuestra cronista Elena Serrano no deja de seguir los pasos del acontecer político de ese país. Con una pluma de excelencia, con agilidad y con enorme capacidad de ver expresión política en detalles del comportamiento de los principales actores del quehacer socio político norteamericano, Elena nos entrega elementos interesantes para mirar la sociedad norteamericana desde perspectivas distintas pero siempre con sentido crítico. Y nos obliga a poner los ojos en lo que ella ve más allá del discurso.
Comité Editorial – Foro Permanente de Política Exterior

21 de julio de 2021

El General Mark Milley, Comandante del Estado Mayor Conjunto del Ejército, la Marina, la Fuerza Aérea y los Marines de Estados Unidos no podía creerlo. Era la mañana del 6 de enero en Washington DC. Una turba enloquecida asaltaba el Capitolio. En completo estado de shock, mientras miraba por televisión los hechos desde su oficina en el Pentágono, citó a los comandantes de cada rama para organizar la defensa de la ciudad y del país frente a lo que, estaba seguro, era un golpe de estado. Lo que ocurría afirmaba su convicción de que el todavía Presidente Trump era el clásico líder autoritario sin nada que perder. Comentó a sus ayudantes que sentía un aterrador dolor en el estómago al comprobar que estaban frente a una repetición de los hechos iniciales del fascismo del siglo XX en Alemania, y como estudioso de la historia podía asegurar que había un paralelo entre la retórica de Trump sobre el fraude electoral y la insistencia de Hitler a sus partidarios en los masivos mitines de Nuremberg, en los que aseguraba que él era la víctima y también el salvador.
 
“Estamos en un momento Reichstag. Lo que está ocurriendo es el evangelio del Furhrer. Los camisas pardas nazis que nos rodean son los mismos con los que combatimos en la segunda guerra mundial. Cerraremos la ciudad con un anillo de acero, no permitiremos que entren. Pueden intentarlo, pero por la mismísima mierda no tendrán éxito. Esto no puede hacerse sin los militares, sin el FBI y la CIA. Somos nosotros los que tenemos las armas.”
Esta es solo parte de la narrativa interna sobre la incitación de Trump al asalto y su propia falta de acción al respecto. Luego de cientos de horas de entrevistas con más de 140 personas , incluyendo altos funcionarios de la administración, amigos y asesores del presidente, la mayoría de los cuales hablaron desde el anonimato, dos periodistas del Washington Post – Rucker y Leonning – han publicado un libro llamado “I Alone Can Fix It”, que promete ser un total éxito de ventas.
 
Sabemos que la historia grande contiene otras muchas historias que se van tejiendo con el tiempo. La administración Trump ha dado lugar a una copiosa literatura, y seguirá dándolo. También sabemos que – a pesar de su imperialismo hegemónico en decadencia y su democracia aportillada – los norteamericanos son expertos en el periodismo de investigación, y los que lo practican tienen el rigor necesario para ser creíbles e intensamente leídos. Es el caso de otro libro aparecido esta semana, llamado “Landslide. The Final Days of the Trump White House”, escrito por el reputado periodista Michael Wolff.
 
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En estas páginas, el presidente es descrito como un auto referente obsesivo, delirante e incompetente, sin ningún interés en el trabajo de gobernar, que no lee ni escucha los briefings, que pasa horas mirando televisión conservadora, y hablando por teléfono con sus fans. Si alguien le dice algo que él no quiere oír, margina a esa persona o lo despide, mientras encuentra a otro que lo escuche, aunque no tenga una función oficial. La noche de las elecciones presidenciales cada uno de estos atributos se vio multiplicado a mil. Al principio de los escrutinios, cuando los números estaban a su favor, Trump decidió que había ganado. Luego de ser evidente que ello no era verdad, armó un “equipo de realidad alternativa” dirigido por Rudi Giuliani, su famoso abogado y servidor. La misión de este equipo era hacerse cargo de (y en su defecto inventar) todas las teorías conspirativas posibles y las “fantasías estratégicas” para cambiar el resultado.
 
Sabemos lo que ocurrió después, pero el libro contiene detalles de esa noche que ninguna ficción podría inventar. Como la desesperación de los hijos de Trump para convencerlo de que había perdido, el hecho que Giuliani estuvo totalmente borracho durante todo el proceso, los llamados frenéticos a los canales de tv para que cambiaran los resultados, y la confianza ciega en sus masas de adoradores (por lo menos un cuarto del total de votantes), quienes le atribuyen al presidente “propiedades mágicas” basadas en su capacidad digna de un genio para satisfacerlos. La narrativa de Wolff contiene afirmaciones y citas escalofriantes, aunque ninguna peor que la del final. Según él, Trump será candidato en 2024 y puede ganar. Sin embargo, sostiene, esa administración “terminará en lágrimas.”