Las tendencias globales que se avizoraban en los estudios de prospectiva de 2015 se verificaron solo parcialmente, por la velocidad de los cambios que sucedieron en los años siguientes. A pesar de esa velocidad, ese año, 193 países lanzaron en Naciones Unidas la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la más importante estrategia compartida por la humanidad para mejorar el bienestar, la justicia y la convivencia. Este es el mejor ejemplo para demostrar la utilidad de la prospectiva para trazar caminos de futuro.
La elaboración de escenarios globales para 2030 enfrentará una incertidumbre aún mayor. Aun así, anticipar futuros posibles ayuda a consensuar acciones y caminar con más esperanza. Conscientes de las limitaciones, en esta presentación se esbozan algunos escenarios y los posibles riesgos y oportunidades, a fin de prepararse y gobernar mejor.
Además, se concluye que cada país de la región debe efectuar transformaciones de inclusión social, participación política e innovación tecnológica en el nuevo contexto global. Si bien los planes nacionales serán prioritarios, no serán suficientes para superar los rezagos creados durante la pandemia. Las tendencias mundiales y los nuevos procesos de cambio tendrán fuerte incidencia en cada país latinoamericano y, por tanto, se requerirá un seguimiento cuidadoso de las transformaciones globales para impulsar un nuevo rumbo. La coordinación entre latinoamericanos también es un requisito para que la región pueda incidir en las reformas y reglas internacionales que se están gestando y que la afectarán.
