La suspensión de la APEC y COP 25 causa un grave perjuicio a la imagen internacional de Chile y desde luego al interés nacional. Al no poder asumir el gobierno su responsabilidad de garantizar las condiciones internas necesarias, la suspensión se transformó en inevitable. Ello es producto de la incapacidad del gobierno de escuchar a la ciudadanía, comprender la profundidad de la crisis social y garantizar orden, seguridad pública y derechos humanos. El Foro de Política Exterior ya había señalado las implicancias de este riesgo.
Desde una perspectiva global, en el caso de la COP 25, se le ha quitado el piso a una negociación mundial que concitaba enorme atención y esperanzas para abordar la crisis climática y el desarrollo sostenible y que para Chile -cuyo gobierno había ofrecido ser sede- debe ser un objetivo central de su futuro desarrollo.
En la cumbre de APEC, que iba por buen camino, perdimos una oportunidad única de profundizar nuestra presencia política y económica en el Asia Pacífico donde nuestros intereses crecen día a día. Pero ésta es también una pérdida para el Pacífico Asiático, al cual se le ha suspendido lo que para ellos es la mayor cumbre del año.
Este duro traspié nacional nos afecta a todos los chilenos y tendremos que actuar unidos para recuperar el prestigio y la credibilidad malgastada. Inevitablemente el mundo se pregunta: ¿Por qué? Es hora de comprender que en política exterior también hay que saber escuchar a la ciudadanía y opiniones diferentes.
Le hacemos un llamado al Ministro Teodoro Ribera para que desde la Cancillería promueva una verdadera política de Estado y no sólo una política de gobierno. Eso es lo que el país necesita en estos momentos. Reiteramos una vez más, en estas difíciles circunstancias, que el Foro Permanente de Política Exterior ha estado y sigue estando disponible en esa tarea de bien común y convergencia nacional.