López Obrador vetó a la embajadora y abrió una crisis diplomática con la administración demócrata que forzó la intervención de la vicepresidenta.
La caída de la histórica funcionaria demócrata Roberta Jacobson esconde una historia de intrigas al máximo nivel entre los gobierno de México y Estados Unidos, que incluyó una intervención directa de la vicepresidenta Kamala Harris para evitar que la relación entre las dos administraciones terminara descarrilada.
Jacobson es una de las funcionarias demócratas con mayor conocimiento de América Latina y se suponía que iba a regresar a la embajada de México, que ocupó durante la presidencia de Obama, cuando el priista Enrique Peña Nieto gobernaba su país.
El acuerdo original que Roberta Jacobson tenía con el presidente Joe Biden era monitorear la frontera con México durante 100 días y luego ser designada embajadora nuevamente en México, como lo fue durante el gobierno de Barack Obama y parte del de Donald Trump.
Ese pacto se evaporó luego uh reclamo de la administración de AMLO ante el secretario de Estado, Anthony Blinken. Durante sus años en México, la embajadora trabó relaciones de confianza con empresarios, políticos e intelectuales que no están en la sintonía de la administración de AMLO.
El acuerdo original que Roberta Jacobson tenía con Joe Biden era monitorear la frontera con México durante 100 días y luego ser designada embajadora nuevamente, como lo fue durante el gobierno de Barack Obama y parte del de Donald Trump.
A esto se agrega el detalle no menor de que la cúpula militar de México, de altísima injerencia en la relación bilateral, cree que la diplomática de carrera no comparte su estrategia para la frontera. Los militares prefieren, tal como circuló esta semana, a los asesores de Kamala Harris, quien tuvo una llamada con AMLO y el canciller Marcelo Ebrard.
La vicepresidente de EEUU tiene una actitud más tolerante para con la responsabilidad de México en el drama migratorio. También ideas diferentes a Jacobson sobre el apoyo en el norte de Centroamérica. De hecho, como reveló LPO, la vicepresidenta a cargo ahora de la crisis migratoria, decidió echar a Jacobson del cargo de enviada especial del presidente para la frontera con México.
En las últimas horas crece el rumor en Washington de que el ex secretario del Interior de Barack Obama, Ken Salazar, podría ser designado embajador de EU en México. Según pudo conocer LPO, se trata de un funcionario amigable para con el gobierno de Andrés Manuel Lopez Obrador y a quien el canciller Marcelo Ebrard conoce desde su gestión en la Ciudad de México.
La vicepresidente de EEUU tiene una actitud más tolerante hacia la responsabilidad de México en el drama migratorio que Jacobson, quien además es resistida por la cúpula de los militares mexicanos, de gran gravitación en el gobierno de López Obrador.
Es un giro rotundo respecto al primer plan que era destinar en CDMX a Roberta Jacobson, quien fuera vetada desde Palacio Nacional. El probable embajador estuvo a cargo, durante la campaña del año pasado en EEUU, de la recaudación de fondos para Biden entre donantes de origen latino.
Salazar fue funcionario de Obama en su primer administración. Tuvo que lidiar con la reorganización de la supervisión de la exploración petrolera después del derrame de crudo en el Golfo de México en 2010, así como con las regulaciones de la explotación de hidrocarburos en tierras federales.
Además, impulsó políticas de fomento de las energías renovables para reducir la dependencia de petróleo de Estados Unidos. Ex senador por Colorado, es uno de los referentes dentro del Partido Demócrata en el electorado hispano.
De todas formas, no es el único siendo considerado. El ex gobernador de Nuevo México, Bill Richardson; Julian Castro, ex candidato presidencial y secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano de la administración Obama y hasta Ben Rhodes, también ex funcionario de Obama y figura mediática de las relaciones internacionales gracias a sus podcasts y libros, también están siendo analizados.
Según dos fuentes con conocimiento de la diplomacia estadounidense en América Latina, Richardson y Castro han sido fuertemente considerados para el rol que ha quedado vacante desde que Christopher Landau se fue en enero. La embajada se considera vital para los intereses de Estados Unidos, siendo México el segundo socio comercial más grande después de China.
La partida de Jacobson se produce en momentos en que Washington lucha por reducir el flujo de migrantes que vienen de Centroamérica y cruzan por México, que desde el inicio del mandato del demócrata ha aumentando en cifras récord.
La partida de Jacobson se produce en momentos en que Washington lucha por reducir el flujo de migrantes que vienen de Centroamérica, que desde el inicio del mandato del demócrata, que hizo campaña prometiendo deshacer la dura política migratoria, ha aumentando en cifras récord.
En sus años en México, Jacobson se llevó muy bien con los principales industriales de Monterrey, que es donde anida el principal rechazo a la gestión de López Obrador. Eran frecuentes las incursiones de la embajadora Jacobson a cenas reservadas con ese poder fáctico.
Los tratos de Jacobson con figuras como Juan Ignacio Garza Herrera, Adrián Sada o el titular del grupo de medios que lidera el diario Reforma, Alejandro Junco de la Vega, alimentan esa tesis. López Obrador mantiene un enfrentamiento central con Reforma.
En marzo, la funcionaria demócrata viajó a México para reunirse con funcionarios mexicanos junto con Juan González, director senior para el hemisferio occidental, esta semana de visita en Buenos Aires. Hace apenas dos días, el presidente López Obrador reveló que había tenido una conversación sobre el flujo migratorio en la frontera y las estrategias para ayudar a Centroamérica. Su interlocutora fue Kamala.
Contenido publicado en La Política Online