Hay una diferencia fundamental. Fujimori tiene un discurso que defiende al modelo, señala a los comunistas como el peligro, terruquea, palabra clave para entender la dialéctica de su campaña. Condena a Castillo por querer cambiar el modelo que ella defiende. Pero con el terruqueo ella ignora no a Castillo, sino a millones de peruanos que sufren y no tienen trabajo. Y cuando tú ofendes y no te das cuenta lo que haces, sucede lo que le pasa a Keiko, que se mantiene o baja en las encuestas, mientras Castillo sube, porque representa lo que ella terruquea, la angustia de la gente y el deseo de salir de la grave situación. Castillo avanza con su lenguaje de profesor primario, como si estuviera enseñando a los niños. Usa frases cortas, precisas, claras, y va explicando y asimilando el dolor del pueblo en su campaña, él lo representa y lo defiende además. Estas diferencias no son matices, sino dos actitudes frente al electorado. Eso hace que Castillo avance en la preferencia de la gente, sobre todo de la mayoría pobre, y prácticamente se apropie del sentimiento popular, mientras Keiko sigue predicando eso del comunismo, terruqueo, etc.
Ella se dirige a sus votantes ya convencidos de apoyarla. Pero necesita convencer a los indecisos y no lo hace.
Ella se concentra en el discurso liberal, sostener el modelo, más inversión privada, y cuando se trata de los otros les dice ignorantes, terrucos. Es el terruqueo y la civilización. Barbarie y civilización. Keiko se ha puesto al lado de la civilización y los otros son los bárbaros, los terrucos. Ella ha perdido la sintonía con el sentimiento popular. Como dices, le habla a su público, a su burbuja, y se convence de que todos los que no piensan como ellos son comunistas y el Perú si sale elegido Castillo va a irse a la ruina. En su discurso no existen esos peruanos en tanto no voten por ellos. Si no lo hacen, son terrucos. Terrible.
Con el discurso para su sector duro llegó al balotaje, entonces, ¿le conviene cambiar drásticamente?
Si ella no cambia su discurso, me atrevo a decir que va a ser arrasada. Y Castillo va a tener una victoria que ni él mismo se imagina, porque la situación emocional, económica, material del pueblo es tan grave, tan desesperada, que va a volcar su sentimiento y necesidad en el voto por Castillo. Es decir, Castillo más que un candidato se está transformando en símbolo de la protesta, del cambio, de la esperanza, mientras Keiko se reduce a ‘mantengamos el modelo’ y ‘llegan los comunistas’… discurso centrado en el interés de grupos económicos poderosos, o de gente que cree que va a tener miedo. Y el miedo ya se perdió. Algo que logra Castillo es que el miedo quede reducido solo a un factor no determinante.
Castillo parece tener más capacidad de reacción, ¿no? Ya se ha desmarcado de posiciones radicales, asegura que Cerrón no va a gobernar, que hablará con las transnacionales.
Y muestra actitudes que se identifican con el sentir material y emocional del pueblo que tiene que decidir su voto. Fujimori ha quedado estancada. Insisto, si ella no cambia su discurso, no reconoce al Perú que padece, que está desocupado, que tiene muertos en sus casas, y dice “ha sido un error el terruqueo porque esos peruanos son dignos”, va a perder la elección y abrumadoramente.
Le piden a Castillo una hoja de ruta. ¿Debe cambiar?
No, pienso que tiene que ser él mismo. Castillo es él y ese es su valor, y se expresa como siente, de manera sencilla. Como profesor de primaria está acostumbrado a explicar de forma sencilla ideas que deben ser comprendidas por los niños, lo más difícil que hay. Por ejemplo, él dice ¡qué tanto dicen que les vamos a quitar sus casas y propiedades, no vamos a quitar nada, los que sí quitan son los banqueros, les quitan sus bienes a los pobres, al que tiene su mototaxi, su pequeña fábrica, ellos quitan las cosas, nosotros no!… ¿No es tan sencillo eso? Ese no es el lenguaje de Keiko.
Con sus años en comicios, ¿recuerda un escenario igual a esta polarización extrema?
Yo empecé en campañas electorales para lo de Haya de la Torre a la Constituyente… Nunca he visto una campaña tan agresiva como esta… Mire, en Chile la situación es dificilísima, Piñera es un presidente absolutamente desprestigiado, arrinconado. En Ecuador está Lasso y en el exterior Correa, un desequilibro permanente. Brasil y Argentina tienen grandes problemas. Es decir, en la región hay un problema muy serio: porque hay un cambio de era en el mundo. Con las transformaciones económicas, tecnológicas, la ciencia moderna, la hipercomunicación de las redes, todo eso está produciendo un cambio mundial dramático. Y está el Covid-19, que ha profundizado el drama del cambio. Igual en Perú. En esta situación se desenvuelve Castillo, que ha asumido la representación popular, sintonizó mejor. Y Keiko se quedó en el discurso del pasado: ni siquiera dice “esto se agotó, vamos a buscar otro camino, los pobres tienen razón”.
¿El lenguaje que usa Castillo es marxista leninista?
Más que un lenguaje marxista leninista tiene referencias a la Biblia. Se solidariza con el abandono, con la gente sin identidad, con “los nadie”, como dice. Su mensaje es más cristiano que comunista. El papa habla de los descartados, Castillo habla de los que no tienen nombre, los que no se conocen. Trabajé mucho tiempo en minería y conozco la zona de Castillo en Cajamarca. Allá hay mucha presencia religiosa… Lo de Castillo es un fenómeno de la vida peruana muy particular, no es marxismo, hay mucho más.
No se vio crecer su figura.
Yo no vi la figura de Castillo sino hasta que se produjo el estallido. Pensaba que Mendoza era la intérprete de la tragedia nacional; no, Castillo lo representó mejor… Si en Chile el estallido social fue en las calles, en Perú se está produciendo a través del voto. Lo que pasa con Castillo es un estallido social con el voto. Y sostengo más: lo que no logró SL con bombas y balas lo está logrando el pueblo peruano con votos y Castillo. Es decir, los sectores populares están utilizando el voto y la democracia, no la violencia, y están llegando al poder.
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