El Canciller chileno dijo que hay que darle “una oportunidad al diálogo”. El Gobierno dice que hay tres mesas de diálogo. Un analista sugiere discurso firme.
Chile propuso ayer a Bolivia una “nueva etapa en la relación binacional” con base en la reanudación del diálogo. Esta propuesta fue considerada por analistas como una oferta a largo plazo y está relacionada a temas comerciales y culturales, entre otros, y no guarda ninguna relación con el tema marítimo porque fue zanjado por la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en octubre de 2018 en contra de la aspiración boliviana.
“Bolivia y Chile, manteniendo cada cual sus posiciones, sus principios, sus puntos de vista, después de muchos años, han coincidido en que debe avanzarse en una nueva etapa en la relación binacional. Eso significa darle una oportunidad al diálogo”, afirmó el ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Andrés Allamand.
El constitucionalista José Luis Santiestevan afirmó que “Chile está planteando diálogo binacional a largo plazo sobre temas que no incluyen la soberanía del mar”, pues propone temas “que no involucren principios y valores que son la soberanía que tiene Chile, independencia de Estado; tampoco está hablando de la reposición de embajadores y reconocimiento internacional”.
El analista afirmó que Chile “está hablando de un diálogo amistoso sobre temas que son de interés bilateral” después de que Bolivia demandara a Chile ante la CIJ obligándolo a dialogar sobre una salida soberana al mar, cuya sentencia fue adversa al país, pero, dijo, “la sentencia está vigente y Chile no la va a violar y la hará cumplir, es decir no dialogará en un futuro inmediato o mediato sobre una salida soberana al mar”.
Allamand afirmó que esta semana fue de “convergencia” que no había ocurrido en años. “Bolivia y Chile manteniendo cada cual sus posiciones, sus principios, su punto de vista, después de muchos años, han coincidido en que debe avanzarse en una nueva etapa en la relación bilateral y eso significa darle una oportunidad al diálogo y, en ese sentido, todas las materias que hoy día tienen interés común para Bolivia y para Chile, pueden ser abordadas en esta nueva atmósfera de entendimiento y de confianza mutua que, ciertamente, hay que empezar”.
El 23 de marzo, cuando se recordó el Día del Mar, el presidente Luis Arce planteó una hoja de ruta de nueve puntos, entre ellos la reanudación del diálogo sin perder de vista el acceso al Pacífico porque es “una cuestión abierta y pendiente” y que “el siglo XXI nos exige iniciar un nuevo tiempo de relacionamiento con la hermana república de Chile”.
El analista Andrés Guzmán dijo en Unitel que “la vía jurídica se agotó (con Chile) y este problema se tiene que resolver en el ámbito político” y sugirió al Gobierno que su discurso sea “moderado pero firme”.
El viceministro de Comercio Exterior, Benjamín Blanco, dijo el jueves que hay tres mesas de diálogo con el vecino país para retomar la diplomacia, y, ayer, exigió al Gobierno chileno “no injerencia en otro Estados”, un día después de que el presidente chileno Sebastián Piñera dijera que “no puede ser que la justicia esté subordinada al Gobierno de turno”, en referencia al rápido encarcelamiento de la expresidenta Jeanine Añez por el presunto “golpe de Estado” en noviembre de 2019, y la Cancillería expresó su “extrañeza y desconcierto” ante la declaración del gobernante chileno.
El gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, afirmó ayer que la única manera de sentar a Chile para dialogar es generar competencia en el Atlántico a través de la Hidrovía Paraguay-Paraná, convirtiéndola en un “corredor fluvial de integración” porque “en la medida que se empiece a desviar la carga el Atlántico, en ese momento Chile se va a ver forzado a negociar con Bolivia”.
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