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Carlos Ominami en El Mercurio: Respuesta a Explicaciones

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Señor Director:
Daniel Matamala respondió (martes) con ligereza. Su argumento -‘ninguno de esos fallos pone punto final al caso’- es falso.

Las decisiones que llevaron al STF a pronunciar la absolución de Lula fueron dos. La primera estableció que Moro expandió su jurisdicción ilegalmente. La segunda considera a Moro ‘sospechoso’ de articulaciones dolosas con el Ministerio Público que violaron el derecho a la defensa. El proceso contra Lula está judicial y políticamente muerto. Es Moro quien puede ser ahora imputado.

Judicialmente Lula es inocente y víctima de una colusión para apartarlo de la carrera presidencial. Esta es la cuestión de fondo y sobre la cual Daniel Matamala guarda escrupuloso silencio. Que el ministro Gilmar Mendes considere este caso como el ‘mayor escándalo judicial de todos los tiempos’ no es algo que le merezca una mínima autocrítica.

La anulación de las condenas en contra de Lula no respondió a una cuestión puramente procedimental. Se anuló un juicio injusto, fabricado, sin pruebas. Todo fraguado como parte de un diseño político tenebroso.

Lo que permitió la elección de Bolsonaro no fueron principalmente, como afirma Matamala, los errores del PT, por de pronto bastante menores a los cometidos por los partidos tradicionales. Lo que permitió su elección fue la naturalización que la gran empresa y los políticos ‘liberales’ hicieron del fascismo. La desinformación de Matamala sobre la crisis brasileña es la misma desinformación forjada por bandas financiadas por fuentes obscuras que en la actualidad están empeñadas en promover un golpe de Estado de extrema derecha.

Hay muchas lecciones que sacar de este episodio todavía en desarrollo. Desde el ámbito político debemos comprometernos a ser impecables en materia de transparencia y probidad. Desde el lado de los medios, velar para no dejarse instrumentalizar y utilizar en forma ecuánime el enorme poder del que disponen.

La ‘justicia’ ejercida a través de los medios en la forma como lo hace Matamala no cumple con estándares mínimos. No respeta la presunción de inocencia y ni siquiera permite la contraposición de argumentos en igualdad de condiciones. Abusa de su poder, actuando como juez y parte.


Autor: CARLOS OMINAMI

Contenido publicado en El Mercurio

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