La secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe sostuvo que pensar en ese tipo de gravamen es clave para fortalecer el espacio fiscal.
«Va a ser una recuperación dispar, divergente y asincrónica», así lo aseguró Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), quien entregó nuevos índices respecto al panorama fiscal de la región, tras la caída de 7,1% que experimentó durante el 2020, como consecuencia de la irrupción del covid-19.
De acuerdo a las proyecciones anunciadas por la institución, a propósito de la publicación del informe «Panorama Fiscal de América Latina y el Caribe 2021», el sector experimentará durante este año un crecimiento en torno al 4%, «pero no se remonta, o no llegamos a recuperar los niveles de actividad que teníamos en 2019 (…) esta tasa de 4% no nos hace recobrar donde estábamos antes de la pandemia, y si tendemos a crecer como lo hicimos en la década anterior, de 1,8%, a penas en 2023 comenzaríamos a ver cierta recuperación», afirmó Bárcena.
E hizo un alcance, «pero si crecemos en el ritmo que lo hicimos durante los últimos seis años, a un 0,3%, nos demoraríamos incluso una década».
Por lo mismo, dentro de las recomendaciones deslizadas por la Cepal para incentivar la reactivación económica, destacan el fortalecimiento de los ingresos públicos, a través de la eliminación de la evasión fiscal, la reducción de los gastos tributarios, el acceso a financiamiento internacional, y lo que la autoridad señaló como clave, que apunta a aumentar la recaudación tributaria.
Respecto a esto último, Bárcena, quien además es la primera mujer en asumir el cargo, explicó que en aras de mejorar el espacio fiscal, se requieren cambios en las políticas tributarias, y enfatizó en la necesidad de consolidar acuerdos multilaterales para establecer una tasa mínima global para el impuesto a la renta corporativa.
«Consolidar el impuesto a la renta a personas físicas y corporaciones, extender el alcance de impuestos sobre el patrimonio y la propiedad, aparte del impuesto solidario» Secretaria ejecutiva Cepal.
Por otro lado, sostuvo que sería recomendable pensar en un impuesto «solidario», el cual apunta a «un impuesto a la riqueza a aquellos que hayan tenido ganancias muy sustantivas por la pandemia y que pueden ayudar a financiar la emergencia, las vacunas».
Sumado a esto, señaló que es necesario reconsiderar el alcance de los tributos a la propiedad y el patrimonio, argumentando que se debe «consolidar el impuesto a la renta a personas físicas y corporaciones, extender el alcance de impuestos sobre el patrimonio y la propiedad, aparte del impuesto solidario».
En esa línea, la representante de la Cepal destacó que, en el contexto de una región con bajos ingresos tributarios, con escasa progresividad de la estructura tributaria y creciente desigualdad, es crucial pensar en los aportes que traerían consigo el gravar tanto a la propiedad como al patrimonio, considerando que es una materia que se debate a nivel internacional. De hecho, mencionó ejemplos de la discusión en Estados Unidos, donde se propone un tributo anual de 2% a los bienes netos entre US$50 millones y US$1.000 millones.
Y en la región resaltó los casos de Argentina, que ya aplica un impuesto extraordinario al patrimonio, con el objetivo de financiar los costos causados por la pandemia, al igual que Bolivia. Por último, mencionó el caso de Chile, dado que el Congreso actualmente está discutiendo un proyecto de impuesto, por una sola vez, a patrimonios superiores a US$22 millones para paliar los efectos asociados al coronavirus.
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