Por Jorge Heine
“No recuerdo que ninguna empresa estadounidense me visitara durante mis dos años y medio de gobierno”, declaró recientemente el expresidente ecuatoriano Guillermo Lasso al Financial Times , y añadió: “Mientras tanto, las empresas chinas me visitaban casi a diario”. Lasso, un millonario empresario conservador que gobernó Ecuador de 2021 a 2023, fue quien firmó un tratado de libre comercio con China en 2023, tras ser rechazado por la administración Biden, quien le dijo que “el país ya no firmaba TLC”.
Pocos ejemplos son tan reveladores de los dilemas que enfrentan hoy los países latinoamericanos, atrapados entre las presiones de la administración Trump para reducir sus negocios con China —sin ofrecer nada a cambio— y las realidades del gigante comercial chino, con su apetito ilimitado por materias primas. Lejos de ser un caso aislado, Ecuador es emblemático de los desafíos que enfrentan no solo las naciones de la región, sino también las del Sur Global.
¿Qué puedo hacer?
En un nuevo libro, de coautoría con mis colegas Carlos Fortin y Carlos Ominami, titulado THE NON-ALIGNED WORLD : STRIKING OUT IN AN ERA OF GREAT POWER COMPETITION (Polity Press) argumentamos que, por difícil que sea la situación, no es en absoluto desesperada. Una política exterior de No Alineamiento Activo (NAA) proporciona las herramientas para enfrentarla.
El orden mundial está en una transición, en muchos sentidos tan significativo como la que tuvo lugar al final de la Guerra Fría. Esta transición está impulsada por el declive relativo de Estados Unidos y el rápido ascenso de China, aunque también por el de otras economías emergentes. Como suele ocurrir, esto ha desencadenado una competencia feroz entre las grandes potencias, Washington y Pekín, de la cual es producto la actual escalada arancelaria entre Estados Unidos y China. Sin embargo, esta competencia entre Estados Unidos y China ofrece importantes oportunidades a los países en desarrollo.
El NAA implica que los países priorizan sus propios intereses y se nieguen a tomar partido en esta competencia entre grandes potencias. Se inspira en parte en el Movimiento de Países No Alineados (NOAL) de antaño, pero lo adapta a las realidades del nuevo siglo. Hoy, el auge de los gigantes asiáticos (China e India) ha llevado a sustituir la diplomatie des cahiers de doleances del viejo Tercer Mundo por la «diplomacia financiera colectiva» de entidades como el Banco Asiático de Inversión e Infraestructura (BAII), el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) y el Banco Latinoamericano de Desarrollo (CAF).
Sí, existen similitudes entre la situación actual y la Guerra Fría, y el mundo bipolar dominado por Estados Unidos y la URSS, pero hay una clave de diferencia. La economía soviética era cerrada y mucho más pequeña que la estadounidense. No es el caso de la economía china actual, que es mucho más abierta y representa el 19% del PIB mundial (frente al 25% de la estadounidense). Esto significa que los países en desarrollo están en mucha mejor posición para negociar con una y otra de las grandes potencias.
Para la NAA, la gran estrategia es «tantear el terreno». Esto implica elegir entre los diversos temas y evaluar cuál de las grandes potencias ofrece las mejores condiciones para un acuerdo. Dado que Ecuador necesita acceder a los mercados mundiales para aumentar sus ingresos de exportación y pagar su deuda externa, los TLC son imperativos. Estados Unidos no estaba dispuesto a firmar uno, pero China sí lo estaba. Tras rechazar el planteamiento de Quito, Washington no estaba en condiciones de quejarse cuando este recurrió a Beijing.
A su vez, las tácticas del NAA se basan en buscar cobertura, es decir, una posición intermedia entre un adversarial y otra de mero seguidor. Esto permite a los Estados mantener abiertas sus opciones. Es la forma más segura de abordar situaciones de alta incertidumbre, como la que vive el mundo hoy, en que resurge el espectro de la guerra nuclear. Esto implicase cubrir las espaldas, dar señales contradictorias —si es necesario, dar un paso adelante y dos atrás— y recurrir a la ambigüedad.
Entre 2022 y 2025, el Sur Global surgió como una fuerza significativa en los asuntos mundiales. La guerra en Ucrania, la expansión de los BRICS y la guerra en Gaza lo han catapultado a la vanguardia de la política internacional. Es por ello que la revista Foreign Policy proclamó 2023 como «El Año del Sur Global». Y, en muchos sentidos, la doctrina natural de política exterior del Sur Global es el No Alineamiento Activo.
Fuente: