La renuncia de Claudia Blum ahonda la crisis institucional cuando ya se cumplen más de dos semanas de protestas contra el Gobierno.
La crisis política desatada por las masivas protestas contra el Gobierno de Iván Duque en Colombia se ha llevado por delante a otro miembro de su gabinete. La ministra de Relaciones Exteriores, Claudia Blum, ha presentado su renuncia “irrevocable” al cargo en medio de una ola de críticas internacionales a la represión de las movilizaciones que ya cumplen más de dos semanas, con un saldo de más de 40 muertos. De momento, el presidente no se ha pronunciado sobre la renuncia de su colaboradora. Blum será reemplazada temporalmente al frente de la diplomacia colombiana por la vicecanciller, Adriana Mejía.
“Estoy segura de que, bajo su liderazgo, el país continuará en la senda del desarrollo sostenible, en la recuperación social y económica frente a los efectos de la pandemia, y en la consolidación de los consensos que ratifiquen la unidad y fortaleza de nuestra Nación”, le expresa Blum a Duque en su renuncia, en una carta fechada el pasado martes 11 de mayo y “efectiva de manera inmediata”
segunda baja del Gabinete en medio de la crisis. Los manifestantes ya habían provocado la dimisión de Alberto Carrasquilla, el ministro de Hacienda que presentó la reforma tributaria que detonó el descontento social, amalgamado ahora alrededor de múltiples causas.
La salida se conoce en momentos en que el mundo mira con preocupación a Colombia. En medio de las movilizaciones y disturbios, las perturbadoras imágenes de uso desproporcionado de la fuerza y brutalidad policial han hecho que la delicada situación interna derive también en una crisis diplomática. En diversos pronunciamientos, la comunidad internacional ha expresado sus reparos mientras la ONU ha pedido garantizar el derecho a la libertad de reunión pacífica y a la protesta. “Colombia seguirá siendo un país abierto al escrutinio internacional, pero rechazaremos siempre los pronunciamientos externos que no reflejan objetividad”, había sostenido Blum la semana pasada en un mensaje para defender la actuación del Ejecutivo colombiano.
Cuando asumió el poder, en agosto del 2018, Duque se proponía mantener ministros de perfil técnico los cuatro años de su mandato. La realidad política ha dinamitado esos planes, y más aún en medio de esta inédita crisis. Exteriores se suma a otras carteras como Justicia e Interior que ya acumulan al menos tres nombramientos, y se anticipa la posibilidad de nuevas sacudidas ministeriales cuando el mandatario por primera vez se ha abierto a negociar con el comité de paro, que agrupa a organizaciones obreras y estudiantiles que han convocado a la movilización.
Hasta ahora, Duque se había asegurado de mantener las carteras más determinantes en manos de los sectores más afines al expresidente Álvaro Uribe, su mentor político, pero el reemplazo de Blum puede marcar un nuevo giro frente a esa tendencia. Junto a Interior, Defensa y Exteriores, la columna vertebral del Gobierno la completa el ministerio de Hacienda, en el que el presidente decidió relevar al dimitido Carrasquilla, un exministro de Uribe, con José Manuel Restrepo, que hasta ahora ocupaba la cartera de Comercio y no está vinculado al uribismo.
“Si el partido de Gobierno [el Centro Democrático] y el uribismo le están atribuyendo la mala imagen internacional a la canciller están equivocados”, apunta Sergio Guzmán, director de la consultora Colombia Risk Analysis. “El Gobierno está siendo denunciado internacionalmente debido a que todos vimos las imágenes. No es la gestión de la cancillería, es la de la policía y la del Gobierno en pleno”.
Claudia Blum llegó a Exteriores en noviembre de 2019, luego de que el ministro de Defensa, Guillermo Botero, renunciase ante una inminente moción de censura y fuese reemplazado por el entonces canciller, Carlos Holmes Trujillo –quien falleció por covid al frente de esa cartera el pasado enero–. La política de la ciudad de Cali, que ha sido epicentro de los episodios de violencia, fue senadora durante varios periodos –incluso llegó a presidir el Congreso– y embajadora ante Naciones Unidas en el Gobierno de Uribe (2006-2010).
Su gestión comenzó envuelta en polémica, por la divulgación de una conversación privada con el embajador en Washington sin haberse posesionado, y no llegó a despegar. La diplomacia colombiana atravesaba un momento de incertidumbre incluso antes del estallido social. El Gobierno de Duque había sido muy criticado por apostar por la reelección de Donald Trump en Estados Unidos, su principal aliado en muchísimos frentes, y afronta un reacomodo en sus relaciones con la Administración de Joe Biden. En medio de la tormenta de las últimas semanas, han abundado las críticas de varios demócratas en el Congreso estadounidense, donde se definen asuntos presupuestales y de cooperación clave para Bogotá.
Contenido publicado en El País