Cartas y Opinión: El Mercurio.
Por: Juan Pablo Letelier. Senador y presidente de comisión de RR.EE.
Señor Director:
El cierre de diversas embajadas anunciado por el Gobierno representa un retroceso histórico enorme para Chile ante la comunidad internacional. Cerrar tres representaciones en el Viejo Continente, en medio de una negociación con la Unión Europea; o la de Siria, en momentos en los cuales ocurre una crisis en Medio Oriente; o una de un alto significado geopolítico, como Argelia, resulta inexplicable, sea en aras de una supuesta modernización, sea en aras de un plan de ahorro por la crisis Covid-19.
Debemos entender que el destino de Chile depende de más y mejor presencia internacional.
Hoy nos vemos enfrentados a una realidad coyuntural, que efectivamente coloca aún más desafíos para la convivencia internacional y mundial. La necesidad de salir de la crisis económica que heredaremos tras esta pandemia nos pondrá a prueba, nos pondrá al límite entre lo inmediato y lo perdurable. Entender que ello no es una dicotomía, sino la creación de un consenso necesario de reglas para sobrevivir juntos como seres humanos es el desafío de todos nosotros.
Es este problema, mundial, el que nos llama a reflexionar cuando enfrentamos localmente este desafío. Debemos enfrentar la compleja relación del ser humano con el mundo que lo rodea con toda la apertura y el genuino interés que nos convoca el nuevo escenario planetario: los problemas globales requieren soluciones globales. Y los chilenos y chilenas debemos esforzarnos por ser parte de la solución, no de cerrar las puertas al diálogo permanente que debemos tener entre los pueblos.
Contenido publicado en: El Mercurio
