Señor Director
«El BID: mucho más que una elección», título puesto a la carta publicada este sábado, en lugar superior de la página respectiva, es válido. Pero el contenido de la misma oscurece y disimula lo que realmente está en juego. La candidatura de Mauricio Claver-Carone es inoportuna, rupturista y desequilibrante.
Inoportuna porque en medio de la pandemia que afecta a la región, la necesidad de discutir los enormes desafíos económicos y sociales es lo prioritario, determinando el papel que el BID podrá tener para enfrentarlos.
Es rupturista porque irrumpe por encima del acuerdo vigente por 60 años, según el cual el banco siempre tendría un presidente latinoamericano y una vicepresidencia ejercida por un ciudadano estadounidense. La propuesta Trump lleva a que la sede del BID, el socio principal y la presidencia del banco, todo esté en Estados Unidos, lo cual rompe los fundamentos institucionales con los cuales fue creado el BID.
Y es desequilibrante porque no solo encuentra rechazo en altos representantes de la política, el parlamento y la vida académica en América Latina, sino también al interior de Estados Unidos. Se torna una candidatura entrecruzada con los debates internos ligados a la próxima elección presidencial en ese país. La candidatura de Claver-Carone divide a Estados Unidos y bajo presión a América Latina y el Caribe.
Es por eso que postergar la elección del presidente del BID hasta marzo próximo, resulta de toda lógica. El tema principal es ese y hace válido que en varios países se piense en acudir al uso del quorum que los estatutos del BID establecen. Estados Unidos también, solo con su 30% en los votos, ha usado el quorum en años recientes para oponerse a ciertas decisiones. Lo que importa es hacer las cosas con seriedad y mirando el futuro de la región. Por eso cabe elegir a una persona de América Latina y el Caribe para la presidencia del BID. Es también un tema de dignidad regional.
Contenido publicado en La Tercera