Contenido publicado en Página 12
La desconfiguración global que generó la pandemia en el orden político, sanitario y social puede acarrear transformaciones en el rol del Estado y permitir la emergencia de nuevos liderazgos. Ese escenario, según explica el pensador estadounidense Noam Chomsky en una entrevista realizada por la agencia Telam, podría generar las condiciones para el surgimiento de «líderes políticos que puedan lidiar con estas grandes crisis», aunque advirtió: «Hay que superar la lógica capitalista, la plaga neoliberal y el liderazgo malévolo».
–¿Qué tipo de liderazgos políticos se requiere en estas circunstancias? ¿Cuáles imagina emergiendo de esta pandemia?
–Ahora mismo es difícil ser particularmente optimistas al respecto, pero sabemos qué tipo de liderazgo político nos gustaría que saliera. La cuestión es si podemos hacer que asuman. Tomemos la Internacional Progresista. Creo que gente como Bernie Sanders y Yanis Varoufakis y otros asociados con su movimiento, AOC (Alexandria Ocasio-Cortez) en Estados Unidos, y algunos otros con este perfil, serían el tipo de líderes políticos que podrían lidiar con estas grandes crisis. No solos, por supuesto. Los líderes políticos no pueden hacer nada (solos). Primero necesitan un apoyo popular masivo. Y luego tienen que romper el poder que poseen las instituciones y que controlan la sociedad. Hay que recordar que vivimos en un mundo de Estado-Capitalismo y cada país tiene una forma u otra de Estado-Capitalismo. Eso significa una concentración extrema de poder en corporaciones privadas, con una poder y una voluntad enormes, que suelen tener una gran influencia en todo lo que sucede. Eso tiene que ser eliminado.
–Lo que aparecen como serios desatinos del presidente Donald Trump han contado, en realidad, con respaldos institucionales sólidos.
–El Congreso Republicano ha aprobado cientos de esfuerzos legislativos para acabar con la ley de atención asequible, la ley de Barack Obama, y no dejar nada en su lugar. La ley algo avanzó. No se acerca a lo que tienen otros países, pero al menos fue un adelanto y quieren matarla, porque para ellos, no debería existir nada fuera del mercado. Si puedes sobrevivir bien o si no mal. Se llaman «Libertarios», lo que es una broma de mal gusto. Son totalitarios. Te están diciendo que si eres lo suficientemente rico para sobrevivir, genial; si no lo eres, mala suerte. Eso se está manifestando en la crisis de la Covid-19. Hay mucha gente que se niega a hacerse la prueba porque es demasiado cara. Me refiero a que técnicamente el Gobierno paga, pero luego la gente recibe copagos que su compañía de seguros no pagará. Los ciudadanos de Estados Unidos son el 4% de la población mundial y el 25% de los casos. No hay mejoría. De hecho, está empeorando. Yo no he salido de mi casa en cuatro meses.
–-¿Hay un momento en que estas ideas tomaron mayor fuerza?
–Echa un vistazo a los hospitales, especialmente desde Reagan. Los programas neoliberales de (Ronald) Reagan fueron realmente duros con la población en general. Los hospitales funcionan con un modelo comercial, deben ser eficientes, solo tienen los recursos a utilizarse en una situación normal. Se asemejan a una línea de montaje en la empresa Ford. Con los recursos justos. Cuando se presenta cualquier situación excepcional, el desastre es total. De hecho, este modelo de negocio reaganiano tuvo un efecto en todo el mundo. Esas son las batallas que se libran internamente en EEUU, pero lo mismo está sucediendo en todas partes. Los movimientos populares están tratando de moverse hacia una sociedad viable y habitable. Y la pregunta es ¿quién va a ganar?
–¿Cómo se pueden revertir algunas de estas políticas frente a tantas urgencias?
–Por supuesto que es mucho lo que puede hacerse, pero hay que superar barreras serias. Hay que superar la lógica capitalista, hay que superar la plaga neoliberal y hay que superar el liderazgo malévolo; tres barreras principales. No va a ser fácil, pero no es imposible. Las otras crisis: calentamiento global, guerra nuclear, deterioro de la democracia, sabemos cómo afrontarlas y es imprescindible hacerlo. No queda mucho tiempo.
–Una pregunta final. En lo que respecta a América Latina, en la cual vemos esta batalla entre gobiernos más progresistas y gobiernos de derecha o extrema derecha como es el caso del Brasil de Bolsonaro. ¿Qué mensaje le gustaría transmitir a la región en este momento?
–Brasil envía mensajes muy claros. El Banco Mundial, que no es una organización particularmente de izquierda, hizo un análisis detallado de la economía en 2016, un par de años después de que Lula dejara el cargo. Calificaron los años de Lula como una década dorada en la historia de Brasil, con fuertes reducciones de la pobreza, incorporación de gran parte de las poblaciones que habían sido marginadas, inclusión, grandes avances en el desarrollo social. Dijeron que fue una década dorada, nada comparable. En ese momento Brasil fue probablemente el país más admirado del mundo, estaba en foros internacionales, era una voz para el Sur Global, estaba uniendo a Sudamérica. Lula era probablemente la figura política más respetada del mundo. ¿Qué pasa ahora? Brasil es simplemente objeto del desprecio y el ridículo del mundo, dirigido por un payaso virulento, una persona que apoya la dictadura militar, que busca destruir. La devastación de la selva amazónica aumentó aproximadamente el 30% sólo en el último año. Acabemos con todo, enriquezcamos aún más a los ricos, matemos a quien no nos guste, dejemos que la pandemia continúe. Es el Gobierno quizás más reaccionario en la historia de Brasil. Un objeto de burla en todo el mundo. Bueno, esas son lecciones. Contamos con un plazo de diez años. La lección es que tienes el futuro en tus manos. Puedes hacerlo de una manera, puedes hacerlo de otra manera. No hay forma de predecirlo. Eso es Brasil, se podría aplicar lo mismo a los demás.