Entrevista a Celso Amorín, exministro de Defensa de Brasil
Este martes pasado se presentó en Brasil un nuevo documento de Política de Defensa Nacional por parte del gobierno de Jair Bolsonaro que plantea de manera novedosa la posibilidad de conflictos armados en América del Sur. Para comprender la importancia del documento y su implicancia regional, NODAL dialogó con Celso Amorín, ex canciller y exministro de Defensa de Brasil.
¿Cuál es la diferencia entre el documento de Política Nacional de Defensa anterior y el nuevo?
Es una serie de tres documentos que son enviados al Congreso Nacional: la Política Nacional de Defensa, la Estrategia Nacional de Defensa y el Libro Blanco de Defensa Nacional. Hay referencias, por ejemplo, a la acción que la armada puede tener en cuestiones del clima, pero lo principal es la referencia a situaciones de crisis o tensión en nuestro entorno estratégico que son nuestros vecinos y también el Atlántico Sur.
Es muy grave porque nuestra visión estratégica, del Partido de los Trabajadores (PT) es la integración sudamericana y que, en nuestra región, tiene que haber cooperación y no disuasión. Es grave, no solamente hablar de crisis y de tensiones, sino también dice que Brasil puede contribuir para la solución de situaciones. Si fuera un documento de la cancillería, uno podría decir de que contribuye en lo diplomático, pero es un documento de defensa. Entonces uno se pregunta: ¿Contribuir cómo? Porque las Fuerzas Armadas tienen la fuerza. Entonces, ahí hay una lectura que parece involucrar el empleo de las Fuerzas Armadas y eso es lo que nos preocupa mucho.
También me preocupa que se hace en un contexto en el que Brasil es mencionado por el presidente Donald Trump como un aliado preferenciado y, además, por primera vez tenemos un oficial general de la Fuerza Aérea brasileña en el Comando Sur de Estados Unidos, que está destinado a nuestra región. Entonces nos preocupa que Brasil pueda ser utilizado, instrumentalizado, por Estados Unidos en sus acciones, por ejemplo, con Venezuela, aunque no haya referencia explícita de ningún país. Reitero que nuestra preocupación siempre fue que en América del Sur tenemos que tener cooperación. Disuasión es para afuera, para defender nuestros recursos naturales y puntos de preferencia de todos los países sudamericanos, bajo el concepto del Consejo Sudamericano de Defensa que desafortunadamente ha sido abandonado por nuestros países, sobretodo por Brasil.
¿Qué se pensaba, cuando Lula asumió la presidencia en 2003 respecto de la hipótesis de conflicto entre Brasil y Argentina y qué pudieron cambiar?
La hipótesis de conflicto ha sido totalmente abandonada por todo lo que hicimos en terreno diplomático: la cooperación, incluso en la defensa cibernética. La idea es que tienen que haber confianza entre nuestros países y que aquí sí es una zona de paz. Todo el sentido de nuestras Fuerzas Armadas es la defensa en relación a algún ataque externo. Brasil, como otros países de América del Sur, tiene muchos recursos naturales, tiene que tratar eso, tratar la fuerza de disuasión, tiene que ver con cosas externas, pero jamás con los países de la región. Entonces, la introducción de la cuestión de tensiones, de crisis, en nuestro entorno que puedan demandar una acción en el ámbito del Ministerio de Defensa, es algo muy grave y muy peligroso. Creo que tenemos que pensar cómo actuar porque esos documentos van al Congreso Nacional y espero que el Congreso pueda hacer audiencias públicas porque todavía no está está aprobado y la política de Bolsonaro es de total aproximación con Estados Unidos, incluso en el terreno militar.
La Unión de Naciones Suramericanas construyó un Consejo de Defensa Suramericano. ¿Cuál era el objetivo?
El principal objetivo del Consejo de Defensa era la creación de confianza. Tuvimos asuntos muy importantes y difíciles para tratar ahí; por ejemplo, la creación de bases norteamericanas en Colombia. La visión del gobierno de Lula fue que en América del Sur tenemos que cooperar, incluso para defender nuestros recursos naturales, y depende de la orientación política del gobierno. Cooperábamos con Argentina, Venezuela, Colombia. En Colombia, no contra las FARC pero sí, por ejemplo, en la construcción de buques fluviales.
Hoy el Consejo está en un estado de latencia. Creo que es muy importante trabajar para que volvamos a tener la UNASUR y que entren los que quieran, aunque ahora sería muy difícil porque la influencia norteamericana es peor en las posiciones de los gobiernos de Colombia, o Perú, y también se dio un golpe de Estado en Bolivia. A mediano plazo tenemos que trabajar para tener un Consejo de Defensa, una política de defensa común.
Brasil: documento oficial sobre la política nacional e internacional del Ejército
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