Secretaria Ejecutiva de la CEPAL dice que la pandemia puso en evidencia la crisis de un modelo de desarrollo basado en la desigualdad.
«Vamos a salir de esta crisis más pobres, más desiguales, más enojados y más endeudados.»
Invitada por el por el Foro Permanente de Política Exterior (FPPE) a dictar una conferencia sobre “Los desafíos de América Latina y el Caribe en la post-pandemia”, la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica de América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena, planteó que lo vivido por la región y el mundo, en los últimos seis meses “puso en evidencia la crisis de un modelo de desarrollo basado en la cultura de la desigualdad y el privilegio, llevándonos a la peor crisis de la humanidad”. Sostuvo que en este escenario, la realidad ha demostrado que el rol del Estado requiere ser protagónico, porque “no es el mercado el que nos está resolviendo el problema, es el Estado que, aunque muy debilitado en muchos países de la región, ha debido responder con políticas fiscales para mitigar los efectos de la pandemia y apoyar la reactivación”.
Por su parte, el presidente del FPPE, Juan Somavía, al momento de presentar a la conferencista, marcó la relevancia del rol de la CEPAL durante la crisis sanitaria que atraviesa América Latina y El Caribe, pues, en sus palabras, “es la única institución que ha sido capaz de generar datos, hacer seguimiento de políticas públicas y de realizar propuestas y encuentros”. Aseguró, además, que “en un momento en que el diálogo político de la región está fracturado, y los instrumentos de cooperación económica están dificultosamente trabajando juntos, la CEPAL ha sido la única instancia de diálogo aceptada”.
El presidente del Consorcio de Universidades Estatales (CUECH) y rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi, en su calidad de co-patrocinador de la charla, hizo una referencia crítica al modelo de sociedad en que vivimos, que no tuvo respuesta para los sectores más vulnerables, que se vieron desprotegidos frente a la crisis social, económica y política generada por la pandemia. Dijo que “hubo axiomas asumidos como verdaderos, como que los seres humanos velamos por nuestros intereses individuales y privilegiamos el lucro, que optamos por la competencia, antes que por la colaboración. Por eso, hoy es fundamental analizar cómo nos fue con ese modelo, y así aprender de esta pandemia y comprender que debemos generar una forma alternativa de manejarnos”.
En el desarrollo de su presentación, Alicia Bárcena observó que la pandemia encontró a la región en un muy mal escenario el que, económicamente, presentaba un crecimiento muy magro desde hace siete años atrás. Sumó a esta descripción, que la pandemia dejó al descubierto una sociedad desencantada y enojada, con altos grados de desigualdad, pobreza y vulnerabilidad económica y social.
Advirtió, con estos datos, que esta será “la peor crisis en un siglo». Para redondear su afirmación, mencionó que la caída proyectada del PIB regional en 2020 es de -9,1%; que la pobreza aumentará en 7,1%, lo que significa que 231 millones de personas estarán en condición de pobreza, de las cuales 98 millones corresponderán a pobreza extrema, quienes no tendrán para cubrir su canasta básica de alimentos; la desocupación será de 13,5%, alcanzando los 44 millones de desempleados; y habrá una caída del 23% del valor de las exportaciones en la región. Añadió que, adicionalmente, se espera el cierre de 2.7 millones de empresas, de las cuales la mayoría (2.6 millones) corresponde a microempresas. Según informó, al cierre de 2020, el nivel del PIB per cápita y de pobreza habrán retrocedido 10 y 14 años, respectivamente.
Bárcena alertó que la región se encuentra ante una situación muy crítica, en la que se agudiza la desigualdad, aumentando en promedio 4,9% el índice de Gini, golpeando fuertemente a los estratos medios, y evidenciando la alta vulnerabilidad de los excluidos de la protección social. Con cifras, apuntó que el 48% de las personas ocupadas de más de 15 años, no cotizan ni están afiliados a sistemas de salud.
Y sentenció: “Vamos a salir de esta crisis más pobres, más desiguales, más enojados y más endeudados”.
En este crudo escenario, Bárcena enumeró cinco propuestas planteadas por la CEPAL orientadas a la búsqueda de opciones para hacer frente a una crisis que golpea con fuerza a los sectores socioeconómicamente más débiles de la sociedad: ingreso básico de emergencia por seis meses a toda la población en situación de pobreza, complementado con un bono contra el hambre para la población en extrema pobreza; ampliación de plazos y períodos de gracia en los créditos a Mipymes; políticas fiscales y monetarias expansivas, que se sostengan en un período más largo; pactos políticos y fiscales para una protección social universal, progresiva y redistributiva; y un debate sobre la arquitectura financiera global que pudiera replantear las instituciones de Bretton Woods.
Para la funcionaria de Naciones Unidas, si no se consideran estas propuestas, si las medidas para enfrentar la pandemia no vinculan corto y largo plazo, articulando para remodelar el modelo de desarrollo hacia la transformación productiva con sostenibilidad e igualdad, “es enorme el riesgo de que Sudamérica vaya hacia la reprimarización y que haya una desindustrialización en América Latina y el Caribe (…) Por ello, el Estado debe aumentar su espacio político y, por supuesto, su inversión”
Al finalizar su intervención, y como conclusión de su análisis, la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL planteó la necesidad de “un nuevo pacto social para la igualdad, que cambie el modelo de desarrollo y ponga la igualdad y la sostenibilidad ambiental en el centro”. Para ello, sostuvo, se requerirá de un nuevo régimen de bienestar social universal, con instituciones integrales más sensibles a las diferencias, y una nueva ecuación entre el Estado, el mercado y la sociedad.
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