Paulina Astroza
Directora del Programa de Estudios Europeos
Universidad de Concepción
La difícil gestión de la pandemia por parte de los Estados y de las organizaciones internacionales nos prueba una vez más que existen amenazas y riesgos que los Estados por sí solos no pueden afrontar. Tampoco las organizaciones internacionales, si no cuentan con presupuesto adecuado, personal profesional, apoyo de los países y competencias para ello.
Estados Unidos, el gran líder a nivel global del último siglo, hoy no tiene la voluntad política de seguir cumpliendo este rol, pese a ser el único que cuenta con los factores de poder nacional necesarios. El repliegue evidente de la administración de Donald Trump del escenario internacional (retiro del TPP, abandono de las negociaciones con la Unión Europea, denuncia del Acuerdo de París, del Tratado de no proliferación nuclear y de la OMS, entre otros), deja un vacío de liderazgo. Ni China ni la Unión Europea tienen la capacidad para llenar ese vacío. China tiene limitaciones a su poder nacional y hoy se encuentra en una posición complicada por los efectos económicos de la guerra comercial y la pandemia, y en especial por las dudas que genera respecto de su responsabilidad en los orígenes del Sars-COV-2.
La Unión Europea, pese a sus problemas internos, ha intentado –con éxito- liderar una campaña para reunir fondos de Estados, fundaciones y organizaciones internacionales para invertir en ciencia y tecnología para encontrar una vacuna y/o tratamiento que sea accesible a toda la población mundial. En tres horas reunieron 7.500 millones de euros. La campaña se llama “Global goal” y lleva recaudados más de 9.800 millones de euros (Donald Trump no participó en dicha conferencia, como sí lo hicieron otros mandatarios del mundo y científicos y fundaciones estadounidenses).
La “geopolítica de la vacuna” es un hecho. Quien la encuentre primero (si que es que se logra descubrir una) tendrá un factor de poder. Si esta queda en manos privadas o en Estados que no desean compartirla con otros o es declarada bien público global, como lo ha pedido el presidente francés, Emmanuel Macron, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, o la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, es un tema fundamental en el actual escenario de incertidumbre.
Por el bien de países en vías de desarrollo o fallidos, el multilateralismo y la cooperación internacional en este y otros temas es absolutamente necesario. En un escenario de caos o anarquía internacional, los poderosos tienen todas las de ganar.
Contenido publicado en: Diario Concepción