El organismo reconoce que las ayudas estatales están amortiguando algunos de los efectos negativos, pero se necesita una acción de política estructural para lograr una reducción de la pobreza y la desigualdad.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) pidió este miércoles a Chile implementar una reforma tributaria para acelerar la recuperación tras la crisis generada por la pandemia de la covid-19 y combatir la gran desigualdad socioeconómica.
En su informe «Going for Growth 2021: Shaping a Vibrant Recovery» sobre reformas estructurales, la organización internacional que reúne a las naciones más desarrolladas del mundo apuntó que «el impacto redistributivo del actual impuesto sobre la renta de las personas físicas (en Chile) es débil».
«Un sistema de impuestos y transferencias más eficaz puede ser un fuerte catalizador para reducir la desigualdad y potenciar una recuperación inclusiva», agregó el documento. En el promedio de países que integran la OCDE, el sistema de impuestos y transferencias hacen disminuir un 10% el Índice de Gini -en el que 0 es la perfecta equidad y 1 la máxima desigualdad-, mientras que en Chile solo decrece un 2,5%, según el organismo.
Chile, uno de los países con la mayor renta per cápita de América Latina, tiene también índices de desigualdad elevados y un índice de Gini del 0,44 en la última medición de 2017.
La pandemia, que ya deja cerca de 1,1 millones de infectados y 24.518 muertos desde marzo del año pasado, «expuso vulnerabilidades de larga data de la economía chilena: una alta desigualdad y una alta proporción de pequeñas y medianas empresas con un rendimiento de productividad débil».
Chile, de unos 18 millones de habitantes, llegó a ser uno de los países más afectados del mundo en contagios y muertos, y entre junio y julio de 2020 vivió momentos críticos, con la red hospitalaria al borde del colapso, las actividades económicas prácticamente paradas y la gran mayoría de la población en cuarentena total.
Desde diciembre el país está sumido en una segunda ola de contagios, con cifras diarias que superan los 7.000 nuevos casos y la ocupación hospitalaria al 95%, lo que ha llevado a decretar nuevas cuarentenas domiciliarias que afectan a más del 83% de la población, pese al trepidante proceso de vacunación que el país está llevando a cabo.
La economía chilena se contrajo un 5,8% en 2020 -la peor caída en cuatro décadas- y, aunque los datos preliminares de enero de este año mostraron un nuevo descenso (-3,1%), el emisor Banco Central estima un crecimiento del producto interior bruto (PIB) en 2021 de entre el 6% y 7%.
Para la OCDE, «las intervenciones gubernamentales (que suman US$18.000 millones) están amortiguando algunos de los efectos negativos, pero se necesita una acción de política estructural para evitar que los efectos de la crisis deshagan algunos de los avances logrados en la reducción de la pobreza y la desigualdad».
Según el organismo, la ola de protestas de 2019 -las más graves desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), con una treintena de muertos y miles de heridos- «desencadenó una agenda de reformas estructurales» y «la crisis de la covid-19 podría sumarse a este renovado apetito por discutir nuevas reformas».
Contenido publicado en EMOL